sábado, 23 de enero de 2010

Cuando hablar ya no vale la pena


Sigo descubriendo cosas nuevas en la vida pero lo único seguro es que mi vida no es la misma.

Quisiera poder gritar que mi alma está contenta y llena, que soy enteramente feliz y que despues de tantas cosas por fin estoy segura de algo. Pero no lo soy y tampoco lo estoy.

Encontré un texto que me encantaría compartir, no se si lo escribió ella misma o lo sacó de algún libro pero es exactamente lo que me gustaría decirle a alguien. A pesar de que sé que esa "alguien" me respondería lo mismo que hasta ahora.

Lo encontré en el blog http://esperameensiberia.blogspot.com/ a quien le mando un beso desde aquí porque su entrada "Simplemente eso" me dejó pensando y mucho.

Se las dejo aquí para que lo lean.

-Pero si no he muerto, si he podido seguir viviendo, ha sido porque pensaba que si algún día volvías a mi lado, yo, con todo, sería capaz de aceptarte de nuevo. Por eso no he muerto. Y eso no tiene nada que ver con tener o no tener derecho, nada que ver con lo correcto o lo incorrecto. Quizá seas un estúpido. Quizás no valga la pena. Quizás vuelvas a herirme. Pero ésa no es la cuestión. Tú no entiendes nada de nada.
-Tal vez no.
-Y no me preguntas nada.
Abrí la boca dispuesto a decir algo, pero no me salieron las palabras. Era cierto que no le había hecho ninguna pregunta. "¿Por qué?", pensé. "¿Por qué no le he preguntado nada?"
-Los derechos son los que tú vayas construyendo a partir de ahora -dijo Yukiko-. O los que nosotros construyamos. Quizá no bastaba. Quizá parecía que habíamos construido juntos muchas cosas cuando, en realidad, no habíamos hecho nada. Posiblemente, todo nos haya ido demasiado bien. Tal vez hayamos sido demasiado felices. ¿No crees?
(...)
-¿Entiendes lo que quiero decir?
-Creo que sí.
-Quizá vuelvas a herime. Y lo que será de mí entonces, no lo sé. O quizá sea yo la que te hiera a ti. No puedo prometerte nada. Eso es seguro. Ni yo puedo prometerte nada a ti, ni tú puedes prometerme nada a mí. Pero te amo. Simplemente eso.
La abracé y le acaricié el pelo.


No puedo creer como sin siquiera conocer este texto dije algo parecido hace unos dias. La vida me quita un amor espero que me devuelva la alegría.


4 comentarios:

  1. ¡Oh! Gracias por el beso, cariñito.
    El texto no es mío, sino un fragmento de "Al sur de la frontera, al oeste del Sol", de Haruki Murakami. Una verdadera joya.
    A mí también me ha dejado pensando, justamente porque alguna vez pasé por algo así y me habría podido tener la oportunidad de hallar esas justas palabras para hacerle entender las cosas. Pero no las hallé y me las arreglé como pude.
    Al final, mi camino fue algo doloroso, pero ha valido mucho la pena. Hay que vivir de todo, digo yo.

    Un abrazo inmenso.

    ResponderEliminar
  2. Tal como Espérame en Siberia, también me gusta Murakami, y especialmente ese libro de "Al sur de la frontera, al oeste del Sol" es uno muy recomendable, tal como "After Dark"...

    Y también es complicado, el amor cuando desaparece así, de un día a otro, simplemente te aterra saber el profundo dolor que vas a desprender de tu alma y que tu cuerpo habrá de padecer... Pero en efecto, es algo que se tiene que vivir y aunque pasen tres o más años notarás que ese amor sigue en ti pero dormido...

    ResponderEliminar
  3. Hola!! me he paseado un ratito por tu Blog, y me ha encantado... hay una frase que me la llevo tatuada en la memoria "El amor concede a los demás el poder de destruirte", cielos!!! es tan cierto. Un fuerte abrazo. Mar.

    ResponderEliminar