domingo, 19 de abril de 2009

mi insana cordura




Anoche despedí a una amiga, se va a Baltimore a que le hagan una operación delicada porque tiene algo complicado en la cabeza y es mejor que lo saquen o lo paralicen o algo parecido a lo que se suele ver en “medicina extraordinaria” por la tele.



Por alguna extraña razón mientras esperábamos en el auto a mi aun señorita novia nos dimos libertades que no pensábamos tener (o por lo menos yo pensaba que no teníamos) hablamos de cosas intimas, nos contamos secretos que realmente eran secretos, nos dijimos cosas muy graciosas e hicimos ciertas promesas solo si en algún momento pasara algo malo.



Me dejó encargadas sus cajas de navidad, el Word con clave que tiene su amiga y que llegará a mí en cualquier momento si algo malo le llegara a pasar y que prometió mandar así regrese, me golpeó más de la cuenta porque dice que soy una terca y una engreída y sobretodo me dijo que me quería mucho.



Al final de la noche después de un gran recorrido por las pistas limeñas y los respectivos cigarros, las tres nos dirigimos a comer. Hasta ahora no sé si fue mala decisión porque de pronto se desenredó una discusión que no sé de donde salió, éramos las tres peleando por algo que no tiene remedio, así que yo preferí hacer uso de mi cordura (la cual no me queda mucho) y decidí quedarme en silencio, no decir nada y solo escuchar.



No puedo negar que me sentí bien de que mi amiga dijera algunas cosas y que me sentí morir cuando dijo otras pero al final hizo algo que nadie había hecho antes por mí, se decidió a enfrentar a alguien y decir una frase que me llenó la noche de alegría “no te das cuenta de a quien tienes al frente”. Después de escuchar eso quede pasmada, la verdad no supe qué hacer ni que decir pero me encantó saber que de alguna manera ella se había dado cuenta de lo que tenia al frente y que habíamos llegado a un grado de amistad o de complicidad mas allá del superficial.



Por primera vez mi cordura funcionó y creo que hace bien quedarse callada (aunque en realidad quería salir de ese auto rojo despavorida).



Anoche aprendí:



- Que cuando uno calla puede llegar a escuchar cosas que te suben la autoestima y que pueden arrancarte una sonrisa sin ser un chiste.
- Que cuando alguien no te quiere decir que te ama lo último que hay que hacer, es pedirlo.
- Que las promesas son mejor si vienen con los ojos mojados.
- Que hay gente que no arregla las cosas a besos pero que tampoco se queda a hablar.
- Que uno tiene derecho a ser feliz y a ser la primera en la vida de alguien.




Creo que después de estas buenas lecciones no tengo más que agradecerle a quien me las enseñó.




Gracias monce por la noche de ayer, y aunque digas que no vas a regresar yo sé que sí porque, la verdad, eres más jodida que yo así que o regresas o regresas.



1 comentario:

  1. Por algo tenemos dos orejas y una sola boca. Escuchar debemos, aprender más habremos.

    saludos desde plutón

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